Aunque la Mancha ha experimentado una profunda transformación, a pesar de que se dice que esta región ha renunciado a crecer, para mantenerse fiel a Don Quijote y a Miguel de Cervantes, todavía hoy puede toparse el viajero con la eterna estampa del pastor inmutable ante el paso de los siglos, o la del labrador que realiza sus labores valiendo- se de procedimientos y herramientas ancestrales. La erosión, el pastoreo y la deforestación, en cambio, han hecho prácticamente desaparecer los frondosos bosques de antaño.
Cuesta esfuerzo imaginar algunas de las situaciones que Cervantes nos narra en el "Quijote", cuando comprobamos que de aquellos bosques y frondas quedan hoy escasos vestigios. Los campos yermos, o los,cultivos de cereales, sustituyen a los en otro tiempo poblados de vegetación natural. , El bosque que se nos describe en el capítulo cuarto, que trata de lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta -que se sitúa en las proximidades de Quintanar de la Orden-, sería hoy imposible de localizar, y Juan Haldudo se habría visto y deseado, de haber vivido en nuestro siglo, para encontrar alguna encina a la que sujetar al pobrecillo Andrés; circunstancia ésta que por lo menos habría podido evitarle al zagal la tremenda tanda de azotes que recibió. |