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COMENTARIO
SOBRE CRUZ NOVILLO:
A cargo del crítico de Arte José Marín-Medina.
José María Cruz Novillo recuerda bien los años de su infancia y primera juventud en su
Cuenca natal, cuando empezó a pintar paisajes a la acuarela y al óleo como autodidacta
voluntario, "con otros chicos de pueblo -dice-, como pintor auténticamente
dominguero y provinciano". No obstante, realizó algunos aprendizajes, asistiendo por
las noches y en calidad de libre-oyente a la Escuela de Artes y Oficios, y con el escultor
Fausto Culebras, que le enseñó dibujo, y con el imaginero José Navarro Gavaldón que,
en Motilla del Palancar, lo inició en el arte del espacio de tres dimensiones. Cuando en
1958 se trasladó a Madrid, y triunfó prácticamente de inmediato trabajando en el
diseño gráfico, se encontró con que la abstracción informalista estaba a la baja, al
tiempo que las tendencias pictóricas se habían establecido sobre las opciones de una
alternativa: o volver a tomar el cuadro como punto de partida para plasmar sobre su
superficie una "representación" del mundo, o aceptar literalmente el cuadro
como un "objeto" o plano material a sensibilizar mediante la línea, las formas
elementales de la geometría y la combinatoria del color. El primer camino llevaba a
entender el cuadro como "ventana" o "espejo" a cuyo través imaginamos
ver reproducidas las imágenes y figuras exteriores del mundo. La segunda opción
conducía a considerar la pintura como arte libre de toda representación naturalista, un
arte que -como decía Max Bill- utiliza exclusivamente los elementos fundamentales de la
pintura: el color y la formade la superficie, constituyéndose en creación pura".
Era el arte concreto, heredero directo del constructivismo. Cruz Novillo lo tuvo claro
desde el principio: él era un extraordinario dibujante gráfico fascinado por las
relaciones entre las matemáticas y el arte; estaba empeñado en experimentar
continuamente con las formas geométricas y con las relaciones de color, utilizando sólo
los tres colores primarios (rojo, amarillo y azul), pero combinados en complejos cada vez
mayores sobre una distribución matemáticamente precisa y dentro de unas relaciones
exactas predeterminadas intelectualmente. Era, por instinto y por sensibilidad de la
mirada, un artista sistemático, un pintor "concreto", un escultor constructivo,
buscando la síntesis entre la máxima complejidad conceptual y la proposición visual
más simple. Así es que desde 1968 estableció su obra en una doble militancia: el
diseño y la investigación plástica. Como diseñador (que enlaza con la escuela de la
Bauhaus en el criterio de unificar las artes aplicadas y las bellas artes) está
interesado por los problemas y soluciones de la manipulación de la imagen, adoptando
perspectivas macroscópicas, y disponiendo de medios abundantes, sin verse afectado por
demasiadas limitaciones. Como investigador plástico, decide trabajar en gran apertura,
aceptando no vivir "del" arte, sino "para" el arte, y ha establecido
su proceso en una línea tan experimental como racionalista. Su estilo es de gran pureza
estética y de extraordinaria elegancia. La geometría, la combinatoria y la aceptación
de la propia obra y de su proceso como tareas abiertas siempre a ser revisadas,
insistiendo en las mismas obsesiones para lograr mejores criterios (o criterios más
diversos), ésas son las pautas de su comportamiento.
Cruz Novillo se entiende a sí mismo como un artista "borgiano", que depende de
sus propios códigos, de sus propios instrumentos y de sus propias razones; códigos,
instrumentos y razones que quiere y debe inventar él mismo y únicamente para sí mismo.
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